Peluche

En una divertida fiesta de disfraces en la granja, los animales decidieron vestirse para la ocasión. El cerdo, siempre el alma de la fiesta, llevaba un disfraz impresionante de superhéroe. Con una capa roja ondeando a su espalda y una máscara que cubría su rostro, se sentía invencible. A su alrededor, las gallinas se habían disfrazado de hadas, mientras que la vaca decidió ser una elegante princesa. Todos reían y disfrutaban del ambiente festivo, pero el cerdo era el que robaba todas las miradas. Su carisma y su disfraz llamaron la atención de todos, convirtiéndolo en el rey de la celebración. Con cada paso, su entusiasmo contagioso animaba a los demás a unirse a la diversión y a dejar volar su imaginación. Así, en medio de risas y juegos, el cerdo demostró que un buen disfraz puede llevar la alegría a cualquier fiesta.